miércoles, 30 de julio de 2014

ACIDO GRASO DHA

ACIDO GRASO  DHA

El ácido docosahexaenoico (DHA) es un ácido graso esencial del tipo omega-3. Es un ácido graso vital para el desarrollo y mantenimiento óptimo de la salud.
El DHA, junto con el ácido araquidónico, es el ácido graso poliinsaturado que se encuentra en mayor concentración en el tejido nervioso, por eso se ha propuesto que tiene un rol importante en la formación, estructura y función del sistema nervioso, particularmente en el cerebro.
Numerosos autores han asociado la mayor incorporación de DHA en el tejido cerebral con una mayor capacidad de aprendizaje y memorización, así como el nivel de inteligencia de los recién nacidos y lactantes.
El desarrollo del sistema nervioso ocurre de forma excepcionalmente rápida durante la última etapa del período gestacional y durante la primera etapa del período post natal. En estas etapas se requieren importantes cantidades de ácidos grasos poliinsaturados omega-6 y omega-3, particularmente de DHA, ya que estos ácidos grasos son críticos para el crecimiento neuronal y para el desarrollo y función del cerebro y la retina.
Se ha sugerido la necesidad de suplementar a la madre con DHA durante el período gestacional, e incluso ante de éste, para asegurar el adecuado aporte del ácido graso para el normal desarrollo del cerebro fetal, ya que este ácido es aportado por la madre al feto durante el período gestacional y a través de la leche materna durante la lactancia, que es una de las fuentes más importantes de DHA.
A pesar de la abundancia de éstos ácidos grasos (araquidónico y DHA) en el cerebro y el sistema nervioso, los mamíferos no los pueden sintetizar . Sin embargo, la concentración de estos ácidos puede ser modificada por la dieta.


Los ácidos grasos esenciales en la prevención de enfermedades
Según estudios existe una relación específica entre la alimentación deficiente en nutrientes esenciales y la aparición de enfermedades degenerativas.
Una ingesta óptima de ácidos grasos omega-3 trae consigo múltiples beneficios que incluyen la reducción del riesgo cardiovascular, prevención de enfermedades del sistema nervioso y disminución de la sintomatología de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide.
El déficit de omega-3 se asocia a pacientes con trastorno de atención-hiperactividad, depresión, trastorno bipolar y esquizofrenia. Asimismo, la deficiencia de ácidos grasos esenciales puede provocar serias alteraciones de crecimiento, aprendizaje, desarrollo de las funciones posturales motoras y agudeza visual del recién nacido.
Recomendaciones nutricionales
El consumo diario de DHA y EPA debe ser como mínimo de 220 mg, según la Internetional Society for the Study of Fatty Acids and Lipids (ISSFAL), para sostener una función saludable del encéfalo y del sistema nervioso. En nuestra humilde opinión entendemos que sería muy válido ingerirlo en una proporción bastante más elevada y que fuese completamente “limpio”.
Los ácidos grasos omega-3 se pueden encontrar de manera natural en los pescados azules como la caballa, el salmón o las sardinas, así como en el  lino ( gran cantidad)  y alimentos marinos como algún alga.
El DHA y el EPA también pueden originarse de otro ácido graso esencial, el alfa-linolénico, pero en muy poca proporción (5%), éste se encuentra en los aceites de semillas (soya, maíz, girasol), frutos secos, germen de cereales y, en menor medida, en los vegetales verdes.

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