viernes, 5 de diciembre de 2014

GRIPE

LA GRIPE:
Tos, fiebre, escalofríos… todos los inviernos, el virus de la gripe (aunque
en todo caso deberíamos decir los virus) viene a nuestro encuentro. Sería
mejor que pasara de largo ya que, en los casos más favorables, nos deja
en cama, a veces incluso durante varias semanas, y en los peores (en
niños, ancianos, inmunodeprimidos…) puede ser mortal.
La gripe es una enfermedad infecciosa aguda de las vías respiratorias causada por virus.
En el hemisferio norte (que es el caso de España), la gripe ataca desde octubre/ noviembre, aunque sobre sobre todo entre diciembre y marzo, con
picos en febrero, aunque se puede caer enfermo en cualquier momento
del año. En el hemisferio sur la temporada de la gripe arranca en
marzo/abril.
A partir del otoño es importante disponer de una estrategia de prevención, pero también ser capaces de reaccionar con rapidez en caso de enfermedad.
Existen tres grandes tipos de virus de la gripe: A, B y C, que distinguimos según la naturaleza de algunas de sus proteínas internas.
Los virus de tipo A infectan sobre todo a patos, pollos, cerdos, ballenas y al ser humano. El virus B circula sobre todo entre el ser humano. El virus C se ha encontrado en el ser humano, el cerdo y los perros y provoca infecciones en general benignas, nunca epidemias. Los más inquietantes son los virus de tipo A, ya que son el origen de las grandes pandemias, como las de 1918 y 2009.
Sin embargo, hoy en día sabemos que una simple vitamina puede ayudarle a combatir los virus, no sólo el de la gripe, sino también los de sus primos hermanos que engendran los mismos síntomas.
En efecto, si la gripe afecta a más víctimas en invierno que en verano se debe en parte al sol. El sol nos permite sintetizar en verano la vitamina D, pero en el hemisferio norte, a partir de octubre, las reservas
de vitamina D acumuladas en esa estación empiezan a agotarse. Los estudios demuestran, por ejemplo, que a la mayor parte de la población europea le falta vitamina D entre octubre y marzo.
Esta carencia nos haría más vulnerables a los virus en invierno. Un estudio del año 2010 reveló que los adultos que tienen un mínimo de 38 ng/ml de vitamina D en sangre tienen dos veces menos probabilidades
de padecer infecciones respiratorias en invierno que aquéllos con tasas más bajas.

Junto a la vitamina D entendemos lo beneficioso que resulta la vitamina C en dosis de 1 gr o algo más/día. Otras ayudas serian el PROPOLEO, el orégano y la menta. Igualmente aconsejable utilizar la lota nasal al levantarse para descongestionar.

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